Freelances, autónomos, pequeños empresarios y directivos de grandes compañías. Todos estos perfiles tienen algo en común: trabajan por lograr el éxito con su proyecto empresarial y por poder vivir cada vez más y mejor de ello. Para lograrlo, no solo hay que tener un buen producto y saber venderlo, sino que controlar los gastos de una empresa es clave para su propia subsistencia.
Por qué debes controlar los gastos de tu empresa
La gestión económica es algo imprescindible dentro del rol de la administración. Sin embargo, en muchos casos, la actividad diaria y la necesidad de atender a otras tareas hace que los costes de una empresa se disparen o se descontrolen, generando situaciones de pérdidas e incluso provocando el fracaso del proyecto.
Por eso, es importante comprender que a tareas como el contacto con los clientes, los encargos a proveedores y la creación de productos (tareas que serán distintas dependiendo de la naturaleza de la empresa) hay que sumar estas preguntas: cómo reducir gastos en el día a día, de qué manera ahorrar más a final de mes, qué tipo de pagos no son imprescindibles y se pueden reducir, etc.
Tipos de gastos en una empresa
Las empresas asumen, de manera muy general, dos tipos de gastos concretos. Por un lado, se encuentran los gastos de tipo fijo y los variables.
- Gastos fijos: incluyen todos aquellos pagos que se repiten de manera constante a lo largo del tiempo. Estos gastos no aumentan ni se reducen con la actividad de la empresa. En otras palabras, aunque no se venda ningún producto o servicio, se siguen asumiendo. Se trata del alquiler de locales, hipotecas, préstamos, electricidad o calefacción.
- Gastos variables: están relacionados con la actividad de la empresa y, por lo tanto, fluctuarán a lo largo del tiempo. Hay meses que se puede comprar materia prima para elaborar productos, carburante si hay más traslados, campañas de publicidad o cualquier otra inversión que se realice relacionada con la actividad económica que se realiza. Aquí también se incluye el coste de personal, si se tiene a personas contratadas.
Estos son los dos principales grupos en los que se dividen los distintos tipos de gastos de la empresa. Y tener claros los números que se producen en cada uno de ellos es esencial. No controlar cuánto se paga cada mes para que la empresa siga funcionando es un riesgo que no se debería asumir, puesto que tan solo con llevar la contabilidad de los costes de una empresa se puede tener una idea precisa de cómo se está, en términos económicos.
Por supuesto, existen algunas medidas que se pueden aplicar de manera genérica para mejorar el balance de ingresos y los gastos del proyecto empresarial. Una de las más utilizadas en los últimos años es la apuesta por los espacios de coworking.
Cómo reducir gastos con ayuda del coworking
Los espacios de coworking son grandes instalaciones pensadas para que distintas empresas compartan espacios de trabajo. Estas infraestructuras cuentan con oficinas privadas e independientes, espacios de uso común como salas de reuniones o de espera, espacios de almacenaje o aulas de formación.
El objetivo —además de crear interesantes sinergias entre diferentes compañías— es que autónomos, freelances y empresarios puedan compartir gastos en cosas que no se van a utilizar habitualmente, o en aquellos suministros que pueden contratarse de forma compartida.
Gastos que se reducen en los espacios de coworking
Los suministros son unos de los pagos que más se ven afectados, positivamente, cuando una empresa se instala en un espacio de coworking. Es el edificio el que contrata y paga la luz, el Internet o la calefacción. Está demostrado que esto hace que los gastos se reduzcan, al prorratearse entre todas las firmas que tienen su sede en dicho espacio.
Ocurre igual con servicios como el de limpieza o secretaría, que en los edificios de coworking suelen estar coordinados y contratados por la dirección del espacio y todas las empresas que hacen uso del mismo se benefician de ello.
Todo esto hace que la suma de gastos de un empresario se vaya reduciendo, a la vez que se hace un uso más óptimo del lugar de trabajo. Centros de coworking como nuestro Metropolitan Design Lab, diseñado especialmente para emprendedores y autónomos en Málaga, ya ha demostrado el papel protagonista que asumen a la hora de que los gastos de una empresa sean menores.